Ser realista no significa únicamente que nos ceñimos a una visión descarnada y cruda de la realidad. Toda representación de la realidad no deja de ser subjetiva. Ser realista conlleva más bien una voluntad de identificar cuando nos estamos engañando a nosotros mismos para ver la realidad de una cierta manera que nos conviene.
En la brecha entre "mi" viaje y "el" viaje.