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Tranquilos en el desierto.

Que percibamos la realidad como algo caótico o algo ordenado - y con la sensación de estar casi predestinado - no responde a un mayor o menor “entendimiento” de lo que constituye lo real.  Depende más bien de cómo respondemos a lo que sucede; los modos de anticipación, de temor o de aceptación de los acontecimientos.

Lo real es solo materia en movimiento por el espacio, “el desierto de lo real” de matrix. El hecho de que veamos el desierto como vacío, aburrido, inhospitable, es únicamente cuestión de si estamos solo dispuestos a recibir (si somos el vacío mismo que hay que llenar) o de si podemos relacionarnos con el vacío sin la ansiedad de sentir que hay que llenarlo a toda costa.

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