Todos estamos desfigurados. Lo estamos en la placenta y al nacer, aplastados por el útero. Lo estamos al crecer nuestros huesos, también cuando engordamos o adelgazamos. Después de dormir demasiado o de no dormir. Al envejecer. Lo estamos cuando morimos y más allá, cuando el cuerpo se empieza a descomponer.
Aun así buscamos un ideal de figura en lo que nos rodea, que corresponda con nuestro grado mental de armonía que está basada en nuestras propias proporciones. Buscamos conectar con las formas con la absurdez mecánica de un juego de Tetris.
Aun así buscamos un ideal de figura en lo que nos rodea, que corresponda con nuestro grado mental de armonía que está basada en nuestras propias proporciones. Buscamos conectar con las formas con la absurdez mecánica de un juego de Tetris.
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